Durante este mes de abril, la fantástica librería ofrece a sus clientes una nueva sección de humor negro con obsequio incluido. Se llama “25 libros sobre el cambio climático” y es más desternillante que la sección de cartas al director de El País.
Los títulos no tienen ningún desperdicio. Entre ellos caben destacar algunos que causan auténticos escalofríos. Por ejemplo, Ecocidio, de Broswimmer y Laetoli, y Marea Alta –“nadie que lea esta obra podrá mirar atrás y decir que no lo sabía”- de Mark Lynas. Ecología y poder, de Beatriz Santamarina Campos, está “especialmente dirigido a aquellas personas que banalizan sobre temas ecológicos y de medio ambiente” –menuda Rottenmeier que debe de ser la señora- y La tierra herida, de Delibes padre e hijo, retrata en su portada a un niño medio vestido ante un paisaje de tierra seca y cuarteada. Espeluznante. No sabía que al insigne novelista le hubiera dado por el género de terror.
Los límites del crecimiento 30 años después defiende la necesidad de buscar soluciones políticas, económicas y sociales a los problemas causados por el “imparable crecimiento de la población mundial, el aumento de la producción industrial etc..”. El texto tiene toda la pinta de ser una de esas vueltas a la caverna chic que tanto se llevan en estos tiempos. Divertidísimo.
Biomímesis, un nuevo término que su acuñador intentará poner en boga, propone que los sistemas productivos humanos se adapten a los ecosistemas. La clave consiste en contraer la oferta de suministros. Vamos, que todos a régimen, y nada de ducha diaria. Sin embargo, el título que se lleva la palma es La venganza de la Tierra -¡ahhhhhhh!- un “apasionado testimonio” que no obstante transmite la convicción de que “no es demasiado tarde”.
Sólo dos obras rompen la tónica general de la alergia al agua, el jabón, y a todo lo que suponga libertad económica. No voy a pararme en 50 cosas sencillas que tú puedes hacer para salvar la Tierra y en 365 gestos para salvar la Tierra porque ya pueden imaginar los contenidos. Les animo a que hojeen los libros y apunten algunos de los consejos más disparatados. Como decía, sólo ¿Estamos cambiando el clima? y el conocido El ecologista escéptico de Bjorn Lomborg intentan establecer un diálogo, más que imponer una tesis. Y es precisamente esta última obra la que falta en el expositor que la sucursal de la librería en la avenida de Felipe II de Madrid ha colocado con motivo del acontecimiento editorial. ¿Descuido?, ¿ejemplar agotado?, ¿mano negra? En cualquier caso, una lástima no poder adquirir justo el libro que más me interesaba.
En otro orden de cosas, en los últimos días he recibido disculpas y reconocimientos por parte de algunos amigos. Me refiero a la divertida trifulca que tuve este verano con un bloguero de aquí a consecuencia del programa El país de las maravillas de Enrique de Diego. Menos guapo, el susodicho y su pandilla me llamaron de todo, aunque huelga decir que nunca entraron en el fondo de los hechos que yo denunciaba. No soy de los que van por la vida diciendo “te lo dije”. Más bien al contrario: celebraría haberme equivocado, pero por desgracia tuve razón. ¡Qué lástima!
Wednesday, April 04, 2007
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