Friday, February 23, 2007

Politicastros

Como dice uno de mis amigos ancap, si algo tengo claro en la vida es que seguiré pagano impuestos y que votaré al PP hasta que Zapatero y su partido abandonen el poder y él y su escuadra de leninistas irredentos desaparezcan de la política.

Sin embargo, no faltan las ocasiones en que a uno le entran ganas de pasar de todos ellos y abstenerse. Ocurre cuando uno se encuentra con alguno de los politicastros arribistas del PP que consideran que por alguna razón que se me escapa, la labor de los que trabajamos en los medios de comunicación consiste en escuchar sus medias verdades, cuando no mentiras, y suspender nuestras facultades mentales en su presencia. Pero ocurre que no todos aspiramos a la poltrona en algún ministerio, consejería o parlamento autonómico, o al pelotazo por algún favor.

Vivo en un barrio céntrico de Madrid considerado un granero del PP, uno de esos sitios donde uno es de derechas mientras no demuestre lo contrario. Sin embargo, la gestión del actual concejal es muy contestada por los vecinos, que se quejan del exceso de "obritas" innecesarias, adornos suntuosos y en general gastos superfluos. Centros culturales y de la tercera edad que funcionan como chiringuitos, oficinas en las que la atención es grosera y excesivas dilaciones en los insufribles trámites burocráticos completan un panorama bastante deficiente. Por si no fuera poco, el concejal siempre ha sido un gallardonista acérrimo, aunque en los últimos meses aspira a un cargo en la CAM. Vamos, el típico político que aspira a la jubilación en un cargo oficial, y a poder ser con coche también oficial.

Hace unos días mantuve una conversación con un diputado regional del PP y un asesor de ese concejal. Con gran asombró descubrí que mi conceja ha sido siempre esperancista, es un hombre cabal e inteligentísimo y todos en el barrio loan su gestión. Se me ocurrió mencionar todo lo que cuento más arriba y además añadir que recordaba una amena disputa a cara de perro manenida entre el concejal y mi interlocutor en la que el primero hizo una cerrada defensa del alcalde de Madrid, hasta el punto de acusar a quienes dentro del partido lo criticaban de ser poco más o menos que desleales al PP. Por su parte, el segundo acusó al concejal de desviación de los principios del partido.

Al agrio gesto de indignación de ambos -ya saben, el "como se atreve" tan típico de la España de otros tiempos- le siguió un grito del diputado y el abandono del asesor. Ninguno quiso debatir la cuestión conmigo o siquiera intentar persuadirme. Se limitaron a reprenderme por mi actitud, uno retirándose escandalizado, otro tratándome como si fuera un niño díscolo.

Comprendo que a algunos políticos tengan que recurrir a la impostura y a la doblez para asegurar su puesto de trabajo, pues ni tienen ni aspiran a otro. De todas formas, les rogaría que dejasen de tratar a los votantes como si fuéramos idiotas. Y también les recordaría que por desgracia para ellos, algunos tenemos ojos, oídos y memoria. La arrogancia, la prepotencia y el autoritarismo de los profesionales de la política es a menudo contraproducentes. Sólo consiguen que gente como yo acabe escribiendo posts como este.

Peor para ellos.

Monday, February 19, 2007

Elogio de Chesterton

La taza de té, los spaghetti y hasta el agua del baño se me han quedado fríos leyendo la nueva revista de información y opinión dirigida por José Antonio Fúster, lanzado a un proyecto mezcla de The New Criterion neoyorkino y The Spectator londinense, e impregnado a partes iguales del esmero del primero y de la fina mala leche del segundo.

Chesterton se autodefine como revista de sentido común animada por el cristianismo y un conservadurismo lindante con el liberalismo, cuyas áreas de tangencia con la tradición subraya José Barros en su ensayo sobre una de las cuestiones más interesantes, tal vez por irresolubles, de la teoría política. El ingenuo y divertido test “¿Es usted liberal o conservador?” parece redactado por quien contempla a los liberales como anarquistas con corbata, que decía mi abuelo. Mucho lo he echado de menos leyendo algunos de los artículos de esta revista.

Conservadores, pero no reaccionarios. Y para demostrarlo Vidal-Quadras desenmascara el sesgo retrógrado de la manipulación que del concepto de autodeterminación hacen hoy en día los de Galeusca. Por su parte, Luis del Pino promete acometer una tarea pendiente del análisis político actual: el espectacular aumento de la participación política no convencional la derecha española a partir de la victoria socialista de 2004. Algunos ya lo vimos venir durante los meses del No a la guerra. Tal exuberancia y radicalidad no podían sino crear una reacción igualmente intensa, aunque hasta el momento mucho más cívica. La Trinchera de la libertad será una de las secciones más interesantes, y tal vez sirva de estímulo a los investigadores de la realidad sociopolítica.

Don Mendo en La Moncloa, una entretenida sátira contra Rodríguez Zapatero y sus adláteres monclovitas, inaugura una sección en la que algunos fragmentos literarios servirán de inspiración a la crítica de algunos de los excesos de los actuales gobernantes de España. Para el siguiente número se anuncia Sherlock Holmes y el caso del 11-M, que dará que hablar, y que de seguro provocará algún que otro rechinar de dientes.

José Antonio Ullate, coherente con el ideal de Chesterton, nos recuerda que no todas las opiniones son respetables, y que opinión no equivale a conocimiento. Sin embargo, su retrato de Popper como un relativista puro se me antoja simplista en extremo. No le vendría mal una relectura para que un magnífico texto no quedase empañado por una frase desafortunada.

La ética libertaria de Dr. House es halagada por José Ángel Agejas, para quien “una cultura débil, fragmentada y sentimentalista es una sociedad cobarde”. Frente a esto, el médico de la televisión nos enseña que “las normas son medios, no fines” y que “durante los regímenes totalitarios del siglo pasado, nunca ha habido tantas leyes que quieren regular hasta el último rincón de la vida privada, y nunca hemos vivido en una sociedad más inmoral”.

El cheque escolar y el homeschooling son también objeto de debate en las páginas de Chesterton. A favor del primero la Confederación Católica Nacional de Padres de Alumnos (CONCAPA) y las comunidades autónomas de Madrid y Valencia. En contra, el ministerio de Educación –“aunque los titulares del derecho a la educación sean los padres, el Estado debe financiar a los centro porque son los garantes de que se ejecute”- y la Confederación Español de Centros de Enseñanza –“ninguna Administración va a dar al cheque un coste superior al coste del puesto escolar en un centro público”; o Isabel Bazo está peor informada de lo que debería, o miente. También en contra la Federación de Escuelas Católicas. A algunos les encanta tirar piedras contra su propio tejado.

En la sección internacional, Ángel Villarino anuncia el resurgimiento de la Democracia Cristiana en Italia -¡cuerpo a tierra!- y David Gistau, el motero más dicharachero de la calle Lista de Madrid, disecciona a uno de los grupos sociales más antipáticos que hayamos sufrido nunca: la aristocracia porteña. Pero lo mejor con diferencia es el USA es diferente (de lo que piensan los europeos) de Alicia Álvarez, quien desvela algunos de los mecanismos de la falacia antiamericana de la prensa europea.

El suplemento cultural Don Miguel incluye un cuestionario a algunos miembros de la élite española. Así nos enteramos de que el libro favorito de María Vallejo-Nágera es Fortunata y Jacinta. Sabia elección, pues la novela es una de las mejores educaciones sentimentales que se le puede dar a una mujer. Gustavo de Arístegui opta por lo políticamente correcto y confiesa que no quemaría ningún libro. Yo le recomendaría El último lector del mexicano David Toscana. Mejor quemar un libro malo que guardarlo, venderlo o incluso regalarlo. El Cardenal Carles nunca leería Los pilares de la Tierra. No me extraña, pues el best seller constituye una peligrosísima defensa de la globalización que ningún catalanista de pro debería aceptar.

El artículo de Ignacio Peyró sobre los salones franceses del XVIII, que tanto favorecieron la libertad, reivindica la nostalgia como guía para evaluar el presente, que el autor caracteriza, en lo cultural, por un estado de postración creado por la elección entre la dependencia –del Estado- y la marginalidad “casi siempre atravesada de mistificación”. Diagnóstico acertadísimo cuyos corolarios desarrolla con concisión y elegancia admirables. Joaquín Vila alerta sobre el plan de Gallardón de destrucción del Paseo del Prado, y como casi siempre Álvaro Delgado Gal llama a las cosas por su nombre: el uso excesivo del dinero público crea exportadores de las rentas públicas, algunos libros de texto son penosos y la paridad feminista “es primitivismo político”.

Igualmente elogiables son la reivindicación de Warhol de Patricia Ojeda –“ visonario y genio que buscaba la belleza en los detalles más sencillos...”- y la deliciosa carta de Angelina Lamelas a Álvaro Pombo a propósito de La aparición del eterno femenino... novela que le traslada a algunos momentos de la infancia compartidos con su autor.

“Total, Álvaro, que te leí con tanta intensidad, que hasta se me olvidaron los años que han pasado, y la gripe fue como las de la prehistoria, de aquellas en las que se te podía romper el termómetro, y luego jugabas con las bolitas de mercurio sobre la colcha de piqué rosa de las enfermedades: la que nos ponían en mi casa cuando pasabas de treinta y ocho. Y todavía estoy así, encandilada....”.

Con estas amables frases redactadas desde un afecto sincero y generoso, y que Pombo agradecerá, se despide el primer número de Chesterton, todo un placer para los sentidos y una excelente food for thought, que dirían los británicos. Tres euros muy bien gastados.

Monday, February 05, 2007

Gilipollas pasivo

Hace algunas semanas que leo un par de periódicos el domingo por la noche. Las chorradas más grandes de la semana se escriben para ese día. Y si no, que se lo pregunten a Lucía Echevarría, la reina de la “transcontextualización” o como se llame eso que todos conocemos como fusilamiento de la palabra ajena. La semana pasada la gran literata se quejaba lastimera de que FJL le había llamado “foca sociata”, y reivindicaba la paz “venga de donde venga”. El típico discurso de los progres que como recuerda Nick Cohen en las páginas de La Razón de ayer, han caído en la extrema derecha. La próxima vez que alguien se pregunte el porqué de que tantos alemanes recordasen los años hitlerianos como un tiempo de paz y de tranquilidad, le recomendaré que lea a las Echevarría de turno madrileñas, vascas o salmantinas. Ellas, que anhelan pasear tranquilas por la calle “venga de donde venga” le podrían responder.
Una petición al diario de Planeta: deje de publicar esa bazofia de revistilla dominical infumable en la edición de Madrid. Además de librarnos de la pésima y cursi sintaxis de quien se traduce a sí mismo del catalán, contribuiría a que las papeleras de la capital no se saturasen los fines de semana. Una amiga angelina compra siempre un ejemplar del LA Times antes de ir a comprar carne y pescado –también en los EEUU hay tiendas como las de aquí- porque en su opinión es para lo único que sirve ese diario. Lo malo de la revista dominical de LR es que ese papel cuché resbaladizo no sirve absolutamente de nada, ni siquiera para el fondo de la jaula del loro. Y no seré yo quien le ponga un pleito a Mauricio Casals si el animalito se escurre y le tengo que pagar una patita nueva.

En contraste con la revistilla, las columnas de mi amada Ángela Vallvey en el mismo periódico. Cada día más brillante, simpática y punzante contra los totalitarismos y los falsos demócratas, y sin sonar ni parecer gay. Como siga encontrándome con mujeres como ella, voy a plantearme eso de “take a walk on the wild side” que decía Lou Reed. ¡Viva la disonancia cognitiva! El problema de la Vallvey es que a su lado los lugares comunes del Tomás Cuesta comienzan a resultar algo tediosos. No sé mentir.

El premio al periodismo bobo de la semana se lo lleva Paco Rego, uno de los reporteros progres de El Mundo –Simón es otro que tal baila, sobre todo al ritmo zerolense- que nos fustiga con un publireportaje dedicado a la ministra Elena Salgado. Dice de ella que “No fuma ni ha fumado nunca. No come carne….” justo encima de una gran foto que retrata a la señora desayunándose unas lonchas de jamón serrano. ¡Pero qué brutos son los de la liberal left! Muy mal les debe de ir la cosa para que hasta la propaganda les falle. O renuncien a ella, como hace Carmen Rigalt, que me sigue pareciendo una tipa bastante poco recomendable, aunque su crónica de los 100 años de la revista de las 100 mentiras históricas de David Solar le ha salido bastante bien. No me cansaré de decirlo, si no sabes de política mejor dejarlo, no vaya a ser que alguien te injurie llamándote burra y sectaria.

Y la mención especial a la gilipollez intelectualoide de la semana recae, como viene siendo habitual, en el filósofo José Antonio Marina. Como dice Cohen, algunos, cuando dejan de creer en Dios, comienzan a creer en cualquier cosa –y luego hablo de los lugares comunes de Cuesta. El señor se descuelga con un nuevo proyecto pseudomaoísta de ingeniería social que él y unos colegas, supongo que tras una buena dosis de algo muy dañino, se han inventado para acabar con el abuso de alcohol: la creación del “bebedor pasivo”, “del que corre el peligro de tropezarse –en la carretera, en el trabajo, en la calle o en el hogar- con algún beodo”.

Dejo para los demás el análisis de las muchas falacias que contiene semejante argumento y la crítica al tono paternalista de tal afirmación. Pero puestos a inventar, yo crearía la figura del “gilipollas pasivo”, aquel que corre el riesgo de toparse con nuevas ideas éticas sacadas de algún libro de texto de la Alemania nazi o de la China maoísta “en el trabajo, en la calle, en el Metro, o en la cama –¿qué haces si el ligue te sale progre?

Propongo esta hipótesis como pregunta de investigación para el doctorando inquieto en búsqueda de ideas: El numero de figurones en la cultura nacional aumenta de forma directamente proporcional a las subvenciones concedidas por los ministerios a la innovación intelectual. Auguro un coeficiente de correlación altísimo.

Sunday, February 04, 2007

Lágrimas por la libertad

"No puedo parar de llorar". Así decía uno de los SMS que recibí ayer durante la manifestación. Me lo envió Paloma, quien a cien metros de distancia se conmovía con las palabras de Teresa Jiménez Becerril y de Cristina Paca. A mi lado María, en su primera manifestación a favor de la justicia y contra la rendición ante los asesinos, y otra Paloma, quien apostillaba con acierto algunas de las palabras de los oradores. Y a mi alrededor, muchas otras, algunas con sus hijos, otras con amigos... Me preguntaba cuántas habrían dejado la cena hecha antes de acudir a la manifestación, al igual que Gotxone trae tuppers para su hijo en sus viajes semanales a Madrid. Mamá tupper y madre coraje.
Una de las cosas que más llaman la atención en el Museo de Bellas Artes de Bilbao es la fuerza de algunos retratos femeninos. Nada tienen que ver con la Madonna rafaelesca, arquetipo de mujer con la que casi todos nos hemos criado. Algunos explican esta "anomalía" apelando al supuesto matriarcado de los vascos. Lo dudo.
No sé si serán los nueve meses de ventaja que las mujeres nos llevan, su capacidad para ver las cosas desde varias perspectivas simultáneas o el desdoblamiento que la sociedad moderna les impone y al que por desgracia algunas sucumben. En todo caso, lo cierto es que esa mujer vigorsa, casi hercúlea, de los retratistas vascos no se circunscribe a esa región ni describe una desviación, sino que revela que ellas con capaces de integrar ternura y combatividad, y que tras las lágrimas no hay blandura, sino garra.
A todas esas mujeres que luchan por la libertad en España, no sólo las que lideran, sino también las que silenciosamente acuden a las manifestaciones y concentraciones tras una dura jornada en casa. A las que apenas durmieron la noche anterior porque tuvieron que lavar, limpiar, cocinar, llevar al niño al fútbol y luego taparse las ojeras, arreglarse el peinado y ponerse unos tacones,
"porque a estas cosas no se puede ir de cualquier manera" quiero expresar mi admiración. Ellas son sin duda lo mejor de nosotros, y de ellas deberíamos aprender. Espero que la semilla de lucha y tesón que están plantando en las almas de los que tenemos el privilegio de compartir un cachito de nuestras vidas con ellas germine y sea el preludio de un futuro mejor.
Que Dios las bendiga.