John Mearsheimer, co-autor de El Lobby de Israel, se queja en las páginas de El Mundo del sábado 24 de junio de la falta de libertad de expresión en los EEUU. Su entrevistador, el periodista Pablo Pardo, destaca la novedad del artículo del politólogo norteamericano.
Leí el texto hace unos meses, y la verdad es que no me pareció que contara nada nuevo. Pat Buchanan, ex político republicano y uno de los ensayistas más leídos del país, lleva muchos años denunciando lo que a su juicio es la excesiva y ominosa influencia del lobby pro-israelí en Washington. Varios párrafos del artículo de Mearsheimer y Walt guardan un sospechoso parecido a ciertos fragmentos de Where the Right Went Wrong (2004), el último libro de Buchanan, cuyos capítulos 2 y 10 repiten los sempiternos argumentos contra el lobby judío: mucho poder, demasiado dinero, silenciamiento de la oposición a sus postulados, creación del movimiento neocon, utilización de la revista Commentary como su Biblia etc..
También la izquierda del partido demócrata repite sin cesar los argumentos de Buchanan desde hace tiempo. No sólo los grupos de interés afroamericanos, sino medios como el Washington Post y la recientemente creada cadena de radio progresista Air America Radio insisten en denunciar la excesiva influencia de los intereses sionistas en los EEUU. En el caso de la emisora de radio, este tipo de argumentos se escuchan casi a diario. También Fox News trata con frecuencia el asunto, precisamente para responder las opiniones de los anteriores.
Y qué decir de los cursos de Política Exterior Americana, tanto en licenciatura como en doctorado. Uno acaba harto de oír hablar de Israel y del lobby judío. En este sentido, el artículo de Mearsheimer parece una buena recopilación de apuntes de clase de profesor aislacionista y/o progresista.
No sé a qué censura se refiere el autor, y en cuanto a la supuesta novedad de sus argumentos, basta asomarse a las columnas de Javier Ortiz en El Mundo, Dario Valcárcel en ABC o a la Carta de América de Jaime Ojeda en Política Exterior, para percatarse de que "la cuestión del lobby judío" es uno de los temas favoritos de algunos comentaristas políticos también en España.
El artículo huele a refrito sazonado con cierto antiamericanismo chic para darle un sabor progre. Como aquí casi nadie conoce a Pat Buchanan, al que muchos han acusado de antisemita, Pablo Pardo, que sí debería conocerlo, nos puede vender el texto como una valiosísima aportación a la comprensión de la política norteamericana. Si Dan Brown tuvo su Código da Vinci, ¿por qué no van a tener estos dos académicos sus 15 minutos de fama? Si Wharhol levantase la cabeza...
Sin embargo, el artículo es francamente recomendable por dos razones: los datos son ciertos -no así su interpretación, a mi juicio exagerada y torcida- y además no cae en el mito soviético-palestino del supuesto apoyo incondicional de los EEUU a Israel desde 1948. Aunque sólo sea por esto, convendría que los europeos leyeran el texto como terapia desintoxicadora de uno de los mitos de la Guerra Fría que por alguna razón que se me escapa gozan de mejor salud a lo largo de casi todo el espectro ideológico. Este es uno de los temas en los que parece que El Muro de Berlín no hubiese caído, o lo hubiera hecho en sentido contrario. Va siendo hora de que acabemos con él.
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1 comment:
Pat Buchanan es lo más parecido a la Falange que hay por esos lares, y su discurso sobre "el lobby judío" es el típico de esa gente, vaya.
Y El Mundo, en su línea en ese tema.
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