Thursday, June 02, 2005
Las víctimas no pueden ser silenciadas
He querido creer que el Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, había simplemente decidido abrir una negociación con ETA con la esperanza de que los euskonazis dejaran las armas y se disolvieran. Sin embargo, no parece que sea el caso. Que ETA deje de matar y amenazar no importa ni al presidente ni a la mayoría de los líderes socialistas, que por cierto últimamente han conseguido su propia amnistía. Si ETA ya sólo mata a los del PP, ¿para qué preocuparse? Muchos progres usan esa famosa cita del estalinista Beltroch Brech para demostrar su liberalismo y sus presuntos valores democráticos. ¿Y ahora qué? A la desvergüenza de tratar al señor Otegui como si fuera una especie de testigo protegido o de bien de Estado al que no se puede tocar, y a la imnominiosa conducta de amistosa comprensión con el brazo político de ETA, que por otra parte no hace sino replicar la política exterior del gobierno, que consiste en comportarse como una banda de animadoras del sultán de Marruecos, el tirano cubano, Hamas y cualquier dictador sangriento, eso sí, siempre que sea anti norteamericano -una cosa es estar contra la guerra de Irak, otra convertirse en el defensor oficial de los Sadam del mundo- se une ahora el ataque frontal contra las víctimas del terrorismo. Mientras el PSOE esponsoriza desenterramientos de presuntos asesinados por los franquistas durante la Guerra Civil y promociona recuperaciones de memoria, el comisario Peces Barba rehúsa participar en la manifestación organizada por la AVT e intenta sembrar la desunión entre los familiares de muertos y heridos por ETA. Parece ser que ahora el problema que tiene España es que hay unos cuantos miles de resentidos que no quieren la reconciliación. Esto me daría risa si no me sonara tan familiar, y tan asquerosamente franquista. Está claro que la izquierda española considera que hay dos tipos de víctimas, las estéticas y las molestas. El primer está formado por terroristas palestinos e iraquíes, los Taliban de Guantánamo y las víctimas civiles de los ejércitos israelí y norteamericano. En el otro lado están los presos políticos cubanos, las víctimas de ETA, la oposición venezolana y los asesinados y desaparecidos en Marruecos. Esos no cuentan, y si lo hacen es para convertirlos en culpables, como si ellos hubieran causado su propia desgracia. "Algo habrá hecho" decían los batasunos en el País Vasco cuando los terroristas asesinaban a alguien. Lo mismo parece querer decir nuestro ínclito presidente cuando tiene que hablar de las víctimas de sus compadres. Por la democracia, por la libertad, pero sobre todo por dignidad y por solidaridad con el pobre, el débil, el oprimido y el perseguido, hay que plantar cara a este gobierno de ex franquistas reciclados -señora de la Vega y señor "Desatinos", me refiero a ustedes dos- en el peronismo y decir alto y claro que con uno no cuenten. Platón decía que el empezar era la mitad de la batalla, y añadía que un buen comienzo es más que la mitad. A una victoria edificada sobre la muerte de 200 inocentes se le suma una gestión a expensas de 800 muertos y decenas de miles de heridos y familiares de estos. No por lógico deja de ser repugnante.
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