Sunday, November 16, 2008

¡Salvad el Corvette!



Los americanos llevan 30 años ingeniándoselas para salvar al Corvette y al resto de los modelos creados por General Motors. En 1979, Carter lanzó un plan de rescate para la industria del automóvil. Reagan lo recortó y optó por restringir la entrada de coches japoneses. El resultado fue un montón de dinero malgastado y millones de americanos conduciendo automóviles que gastaban muchísima gasolina. Doy fe de que los coches japoneses de los 70 son buenísimos.


En el curso 2004-05 tuve la suerte conducir un maravillos Datsun de 1977 que me convirtió en la envidia de mis amigos. Bueno, bonito y barato. 20 dólares a la semana basaban para ir a clase, conducir el viernes hora y media a Los Ángeles a todo gas y moverme por West Hollywood durante el fin de semana. Increíble pero cierto. Una vez fui embestido por un 4x4 marca Volvo. Los daños fueron tan leves -una ligerísima deformación del parachoques trasero- que renuncié a rellenar el parte para la aseguradora. Too much trouble! A cambio, mi agresor involuntario me invitó a cenar.


Los franceses defienden la Política Agraria Común porque según ellos hay que preservar el paisaje y la restauración francesa. No creo que comprar tomates ecuatorianos vaya a disminuir la calidad de la comida europea. Lo mismo les ocurre a muchos americanos. ¿Qué hay de malo en que un fabricante extranjero adquiera los derechos para fabricar el Corvette?

La mayoría demócrata en el Congreso ha propuesto reservar unos cuantos miles de dólares del paquete de rescate para salvar la industria automovilística. Hay que conservar la victoria en Ohio y evitar titulares espectaculares del estilo "El fin del coche americano". Los republicanos se gastaron una pasta subsidiando las agricultura y al final perdieron Iowa y han ganado por los pelos en Montana y Misuri, un desastre del que los demócratas deberían aprender. No parece que el votante americano sea tan fácil de comprar.

De perdidos al río, dicen los republicanos, así que mejor oponerse al salvamento de GM para resturar las credenciales liberales perdidas por la presidencia neo-teocon de Bush y sus secuaces. Además, unas cuantas noticias apocalípticas marcarán lo que en opinión de algunos significará la presidencia de Obama: bye, bye, America.

Sea como fuere, lo cierto es que la industria automotriz norteamericana se ha convertido en una pesada carga para los sufridos contribuyentes de aquel país. Cuanto antes se libren de ella, mejor para todos y más dinero para subsidiar a los trabajadores damnificados. Cada día que pase sus posibilidades de obtener una buena compensación y una jubilación anticipada decente se verán mermadas por la oligarquía sindical. Shut down and shut up!

El Corvette no desaparecerá. Volverá, mucho más eficiente y a precios de saldo, de la mano de alguna fábrica de la India. It's all good.




1 comment:

Anonymous said...

La unica vez que me he sentido completamente protegido en un coche es un maravilloso volvo de 60 mil euros. son tanques.

Genial la columna de esta semana!