Nick Gillespie explica por qué somos más libres de lo que pensamos y cómo podemos mantener y expandir nuestra libertad. El editor jefe de www.reason.com usa el ejemplo de la canción My Way, versionada del francés en 1969 por Frank Sinatra y apropiada después por Elvis Presley y Sid Vicious, líder de los Sex Pistols. La historia de la canción, con la que Sinatra intentó sin éxito triunfar entre el público juvenil y que luego fue usada por Vicious para burlarse de él y de Elvis, y la del pop, con su constante apropiación de imágenes y conceptos y su expresión a través de las formas más extravagantes, ilustra la libertad humana para crear identidades, significados y comunidades y hacer surgir nuevas categorías impredecibles e imposibles de controlar por una autoridad central.
Por otra parte, la tecnología descentraliza las decisiones y permite que el individuo lleve a cabo acciones por su cuenta. El aumento de la riqueza y del nivel educativo amplia el ámbito de la elección libre y mina los centros tradicionales de poder tales como el Estado y las religiones. No sólo las mujeres, sino también los hombres, disfrutan de mayor libertad porque poseen una gama variada de modelos y estilos de vida, y por tanto más opciones a la hora de decidir cómo quieren vivir. Es cierto que el Estado no se ha reducido, pero aunque siga creciendo seguiremos teniendo más opciones que antes, tanto económicas como culturales.
En definitiva, y a pesar del creciente intervencionismo económico del Estado, vivimos en un momento libertario. Gillespie aconseja alejarse de la política, que reduce las opciones y no refleja la riqueza de la sociedad en la que vivimos. El ámbito de la política debe reducirse para que dispongamos de más recursos que aplicar a la economía y a la cultura. En los últimos tiempos, el interés por la política entre los jóvenes ha aumentado, pero en realidad los políticos no responden a los ciudadanos. Obama reduce la libertad económica y está en contra del matrimonio gay, y los conservadores no han hecho sino aumentar el poder del Estado no sólo en lo social, sino también en lo económico. Progresistas y conservadores tienen en común que ambos pretrenden eliminar opciones.
En definitiva, debemos vivir como si nuestra existencia fuera una obra de arte. De esta forma inspiraremos a otros para que hagan lo mismo.
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