A finales de enero, Mary White nos contaba que la Junta de Extremadura estaba llevando a cabo una campaña para persuadir a los niños de que coman Donuts. El título del post, Todos contra los donuts.
Los giliprogres atacan los donuts por su contenido calórico, los gilifachas los achacan ser parte de una conspiración liderada por el Gobierno masónico de España para pervertir a la juventud. Los chicos de HO, no sé si afectados por alguna sustancia, recién despertados de una pesadilla o a punto de que a alguno le coloquen una camisa de fuerza, piden al Estado que castigue una campaña publicitaria de Donettes que según ellos invita a los jóvenes a compartir sus cuerpos. Como si fueran gilipollas o subnormales. ¿Tan imbéciles creen algunos liberados de HO que son sus hijos? Si fuera así, les pido que por favor lleven a los niños a un logopeda y que no lancen una nueva campaña para quitarnos el dinero a través del Estado y así irse a la cama todas las noches pensando, "me ha ganado el cielo". Hay que tener pocas cosas interesantes que hacer en la vid ay la mente muy sucia para ver incitación a las orgías en todas partes. Por cierto, ¿por qué no actúan contra las compañías de ropa, de cosméticos, de colonias y de automóviles? Venga, valor, a defender los principios.
Un carlista comenta en el blog de Fonseca, quien informa y critica como Dios manda la penúltima movilización de los herederos de Torquemada, a punto de pedir un Ministerio de la Virtud como en Arabia Saudí (allí deberían ir para disfrutar de la pureza y la moralidad), que HO debería recurrir al boicot. Tiene razón. Y los que pensamos que la campaña es una estupidez deberíamos hacer lo contrario, comprar Donettes. Mañana mismo voy a por un par de paquetes.
Algunos mentecatos no saben qué hacer para seguir en el candelabro, o convertirse en el hazmerreír de la gente normal, decente e inteligente.
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