Los que sobrepasamos la treinta recordamos bien cómo fueron aquellos felices años ochenta: paro galopante enmascarado por cursos del INEM, en su mayoría inútiles y siempre a mayor gloria de la oligarquía sindical -versión castiza del "yo hago que trabajo y ellos que me pagan" del socialismo real- inflación, gasto público en constante aumento y, eso sí, muchos impuestos y mucho fraude. En aquellos tiempos, la frase más común en las transacciones comerciales era "¿en blanco o en negro?".
Al menos entonces existía la mili para estabular a muchos varones durante un año de su vida. Y la solidaridad familiar tuvo el efecto de evitar que los índices de pobreza, y por ende la criminalidad, más alta entonces que ahora, subieran mucho. Ahora, sin servicio militar y con cientos de miles -millones, tal vez- de inmigrantes carentes de esa red de seguridad familiar, el paro adquiere unos tintes bastante más trágicos y peligrosos que entonces.
El índice de miseria (paro + inflación) sube y ZP sonríe. No parece que esas dos tardes de economía hayan sido desaprovechadas por nuestro presidente. Le han servido, y de mucho. Por lo pronto, ha conseguido refrescarnos la memoria. El actual revival ochentero se extiende a donde nunca debió llegar, nuestros bolsillos y los de los que vienen detrás. Triste herencia de cuatro años perdidos.
Al menos entonces existía la mili para estabular a muchos varones durante un año de su vida. Y la solidaridad familiar tuvo el efecto de evitar que los índices de pobreza, y por ende la criminalidad, más alta entonces que ahora, subieran mucho. Ahora, sin servicio militar y con cientos de miles -millones, tal vez- de inmigrantes carentes de esa red de seguridad familiar, el paro adquiere unos tintes bastante más trágicos y peligrosos que entonces.
El índice de miseria (paro + inflación) sube y ZP sonríe. No parece que esas dos tardes de economía hayan sido desaprovechadas por nuestro presidente. Le han servido, y de mucho. Por lo pronto, ha conseguido refrescarnos la memoria. El actual revival ochentero se extiende a donde nunca debió llegar, nuestros bolsillos y los de los que vienen detrás. Triste herencia de cuatro años perdidos.
1 comment:
Solchaga nunca se fue. Se alió con Clinton para arrasar Serbia, y cuatro días después era pacifista en relación con Irak. Vivir para ver...
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