Aparte de esto, la semana pasada asistí al III Foro Atlántico de la Fundación Internacional para la Libertad. Me sorprendió ver un Mario Vargas Llosa combativo y antigubernamental. Si sus palabras en la Conferencia de la Libertad de Foro de Ermua dos días antes me habían sabido a poco, sus manifestaciones en el Foro fueron rotundas y con poco espacio para la ambigüedad. Supongo que le ocurrirá como a muchos observadores extranjeros de la actualidad política española. Tres días de titulares seguidos de El Mundo -huelga el link- bastan para convertir a cualquier moderado en acérrimo anti-ZP. Lástima que algún corresponsal extranjero, tal vez deslumbrado por las novedades progres españolas comparadas con el ambiente carca de su país, insista en pavonearse de los logros de los socialistas ibéricos. Ya aprenderá, porque maestros no le faltan, aunque el arribismo le impida aprovecharse de la sabiduría que tiene al alcance de la mano. De todas formas, siempre nos quedará el guapísimo Peláez, que sin duda sería un gran fichaje para los medios de la resistencia antisociata.
Perdón por la digresión, lo que quería decir es que el Foro fue muy instructivo, y que los panelistas brillaron, salvo los políticos profesionales con la excepción de Lucía Figar, que estuvo correcta, como una buena ópera de cámara, aunque le falta dotar de contenido un discurso que a primera vista suena excelente. Aznar, sin embargo, pasado de bronceado y de tinte, aburrió de lo lindo, a pesar de poner el dedo en la yaga y llamar a las cosas por su nombre.
Rocío Guijarro, directora de CEDICE, un think tank liberal venezolano más que interesante, y por ende represaliada política de Chávez, se merece que alguien la trajera a España –esa base de datos de FAES sigue sin funcionar. Creo que en ese think tank sobran lectores de Hola y faltan buenos head hunters. Edurne Uriarte, igual de antipática que siempre y bastante peor peinada que de costumbre, hizo la mejor intervención que he le he oído en años, y Nicolás Redondo dio en el clavo. Sería un magnífico candidato presidencial de Ciudadanos, si es que el nuevo partido político cuaja como alternativa para socialistas desencantados con las locuras del comando ZP-Aranzadi-Paramio que nos está llevando al desastre.
Johan Norberg, el autor de En Defensa del Capitalismo Global, lució un trajecito blanco de horchatero que no le favorecía nada, aunque casi mejor así, porque el señor está de muy buen ver, y yo detesto la competencia. Tuvo el valor de polemizar en dos ocasiones con John O’Sullivan, príncipe del conservadurismo moderno, a pesar de la labor de zapa de Bernaldo de Quirós, otro con atuendo valencianista. O’Sullivan, digno heredero del gran Oakeshott, nos recuerda a los liberales que la cautela metodológica es la mejor consejera, y que el pasado debe siempre tenerse en cuenta. Por el contrario Norberg, eficacísimo desmontador de mitos estatistas, incidió en una lectura positiva y optimista de la coyuntura económica mundial y animó a la audiencia a confiar en la economía abierta y en la libre circulación de personas.
Jorge Castañeda dijo algunas grandes chorradas, como que el diferencial entre las regiones de México aumentaba como consecuencia de la globalización. El ilustre ex político olvidó la corrupción, la gobernabilidad, el capital social y otras importantes variables que los científicos sociales han venido investigando en los últimos 50 años. El señor se preguntaba por qué la inversión extranjera era mucho mayor en Nuevo León (Monterrey, cuidado con sus hombres, que seducen con una simple caída de ojos) que en Chiapas. Tal vez porque en el primer caso el extranjero no es recibido por un encapuchado metralleta en mano que le exige un “impuesto revolucionario” para abrir su negocio en la zona. Al final va a ser verdad lo que dicen muchos izquierdistas sobre los chilangos güeros de barrio alto que viven en Babia.
Gustavo de Arístegui también aburrió, aunque menos que Aznar, y descubrí dos autores que espero poder leer pronto: Rober Lieber, politólogo en Georgetown y autor de The Foreigners’ Gift, y Jaime García, estudioso de las relaciones entre militares y economía de mercado –cuánta falta hace gente así en mi querido y sufrido Ecuador.
El cocktail estuvo bien, con abundante vino y pastelitos y bombones de postre. Una delicia como colofón a una jornada instructiva en la que uno aprendió, disfrutó, hizo nuevos amigos e incluso fue presentado a un antiguo ligue, que si bien no ha perdido su encanto continúa por el momento en mi lista de los no saludables. Me encanta pensar que Vargas Llosa canalice parte de los beneficios obtenidos por su trabajo en el planeta Polanco a empresas liberales, lo que los progres llaman “caverna, oscurantismo y reaccion”. Casi se me olvidaba decir que el novelista envejece de forma estupenda. Con estar la mitad de bien que él a su edad me conformo.
Mañana cuento lo de Sitges, ciudad plural y diversa, y lo de mi drag queen favorita, Nacha La Macha, metida a agente electoral del PSOE.
1 comment:
Norberg ni de lejos te hacía sombra... ¡dónde va a parar! Muy bien contado, muy fiel a lo que fue, pero echo de menos un comentario al "joven agricultor" de tu derecha... el de ASAJA, que tanto deleitó a la audiencia.
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