Me pasan un comunicado de prensa del sindicato CGT que ilustra a la perfección el antisemitismo disfrazado de antisionismo de una parte nada desdeñable de la izquierda.
El sindicato exhorta a boicotear la reciente emisión de sellos que conmemora el XX aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel, algo que correos ha hecho "a pesar de la situación internacional y de las matanzas que el ejercito israelí ha realizado".
A los anarquistas, esos que "llevan un mundo nuevo en su corazón" -yo diría que más bien en la vesícula biliar, o quizá en el ano- les parece mal "que se celebre absolutamente nada con el Estado de Israel", pues su bagaje es: "Miles de civiles asesinados indiscriminadamente, entre ellos cientos de niños"; "Destrucción de la infraestructura .."; "Impedir la llegada de la ayuda humanitaria a las personas necesitadas"; "Incumplimiento constante de los Derechos Humanos" y demás.
El comunicado concluye con el siguiente párrafo:
Para la CGT debe quedar claro que no se debe celebrar absolutamente nada con quien tiene un bagaje tan nefasto. No sabemos si algún directivo de Correos estará pensando en sacar algún sello en conmemoración de Augusto Pinochet, encontrándose cercano el aniversario del golpe de Estado en Chile, el 11 de Septiembre del 1973.
Incluso si todas las denuncias de la CGT fueran ciertas, la criminalización a todo el estado de Israel, es decir, a toda su población, por los ominosos hechos que en todo caso corresponderían a los gobiernos, no a los pueblos, es una muestra palmaria de antisemitismo. Fíjense que compara a todos los israelíes con Pinochet, es decir, que la CGT no se opondría a un sello sobre Chile, sino sólo a Pinochet. ¿Por qué generalizan entonces los daños supuestamente causados por los gobernantes israelíes a toda la población del país? ¿Acaso los judíos son todos malos y crueles, mientras que para los demás pueblos del mundo uno tiene que diferenciar entre los gobernantes y el resto? ¿A qué responde esta curiosa doble vara de medida?
Como el resto de excrecencias antisemitas de la izquierda, asunto que los propios izquierdistas tendrán que arreglar entre ellos y dejarse de jueguecitos florales y de aplicar el ventilador -guste o no, la derecha ya no es ni antisionista y antisemita, gracias en parte a la labor pedagógica de muchos de sus líderes de opinión; se echa de menos algo así en la parte zurda- el comunicado de la CGT rezuma odio, belicismo e indigencia intelectual. ¿Qué dirían si desde la derecha se acusara a toda Cuba de los demanes, estos sí que suficientemente probados, de la familia Castro? En realidad los progres sí que acusan a todos los cubanos, los del exilio, de ser fascistas, terroristas y conspiradores. Si Hitler viviera hoy en día, no tendría que haber creado ningún partido; con afiliarse a la CGT u otra organización izquierdista le hubiera bastado. Luego, con crear una escisión ya tendría su grupo político listo para la revolución y el nuevo mañana en el que los malos serán castigados como merecen. ¡Qué asco!
El sindicato exhorta a boicotear la reciente emisión de sellos que conmemora el XX aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel, algo que correos ha hecho "a pesar de la situación internacional y de las matanzas que el ejercito israelí ha realizado".
A los anarquistas, esos que "llevan un mundo nuevo en su corazón" -yo diría que más bien en la vesícula biliar, o quizá en el ano- les parece mal "que se celebre absolutamente nada con el Estado de Israel", pues su bagaje es: "Miles de civiles asesinados indiscriminadamente, entre ellos cientos de niños"; "Destrucción de la infraestructura .."; "Impedir la llegada de la ayuda humanitaria a las personas necesitadas"; "Incumplimiento constante de los Derechos Humanos" y demás.
El comunicado concluye con el siguiente párrafo:
Para la CGT debe quedar claro que no se debe celebrar absolutamente nada con quien tiene un bagaje tan nefasto. No sabemos si algún directivo de Correos estará pensando en sacar algún sello en conmemoración de Augusto Pinochet, encontrándose cercano el aniversario del golpe de Estado en Chile, el 11 de Septiembre del 1973.
Incluso si todas las denuncias de la CGT fueran ciertas, la criminalización a todo el estado de Israel, es decir, a toda su población, por los ominosos hechos que en todo caso corresponderían a los gobiernos, no a los pueblos, es una muestra palmaria de antisemitismo. Fíjense que compara a todos los israelíes con Pinochet, es decir, que la CGT no se opondría a un sello sobre Chile, sino sólo a Pinochet. ¿Por qué generalizan entonces los daños supuestamente causados por los gobernantes israelíes a toda la población del país? ¿Acaso los judíos son todos malos y crueles, mientras que para los demás pueblos del mundo uno tiene que diferenciar entre los gobernantes y el resto? ¿A qué responde esta curiosa doble vara de medida?
Como el resto de excrecencias antisemitas de la izquierda, asunto que los propios izquierdistas tendrán que arreglar entre ellos y dejarse de jueguecitos florales y de aplicar el ventilador -guste o no, la derecha ya no es ni antisionista y antisemita, gracias en parte a la labor pedagógica de muchos de sus líderes de opinión; se echa de menos algo así en la parte zurda- el comunicado de la CGT rezuma odio, belicismo e indigencia intelectual. ¿Qué dirían si desde la derecha se acusara a toda Cuba de los demanes, estos sí que suficientemente probados, de la familia Castro? En realidad los progres sí que acusan a todos los cubanos, los del exilio, de ser fascistas, terroristas y conspiradores. Si Hitler viviera hoy en día, no tendría que haber creado ningún partido; con afiliarse a la CGT u otra organización izquierdista le hubiera bastado. Luego, con crear una escisión ya tendría su grupo político listo para la revolución y el nuevo mañana en el que los malos serán castigados como merecen. ¡Qué asco!