Sunday, October 12, 2008

Cumpleaños ilustrador: Blas de Lezo

Ayer estuve en la fiesta de cumpleaños de mi amiga Susana, antigua compañera de trabajo. Comimos y bebimos mucho y bien, como corresponde a una anfitriona navarra. Admiro el gusto exquisito de muchos vascos y navarros para la buena mesa.

Juan Luis, novio bilbaíno de Susana, economista no ejerciente y músico me gustó mucho, y no sólo por su camiseta de The Beatles, sino por su gran conversación y espíritu crítico. Me contó muchas cosas interesantes, entre ellas la vida de Blas de Lezo, un militar español héroe de la Guerra de Sucesión y de un hecho desconocido por la mayoría de los españoles y silenciado por los historiadores ingleses, el fracaso de la Invencible británica en Cartagena de Indias en 1741.

Para acceder a la biografía de Lezo y al fascinante relato de los hechos de Cartagena, pinchen aquí.

En 1732 y a bordo del Santiago hizo una expedición a Orán comandando 54 buques y 30.000 hombres. Orán fue rendida pero Bay Hassan reunió de nuevo tropas y sitió la ciudad poniéndola en grave aprieto. Lezo acudio en socorro con seis navios y 5.000 hombres logrando ahuyentar al pirata argelino tras reñida lucha. Persiguió su nave capitana de 60 cañones que se refugio en la bahia de Mostagán defendida por dos castillos y 4.000 moros. Esto no arredró a Lezo, que entró tras la nave argelina despreciando el fuego de los fuertes incendiándola y causando además gran daño a los castillos. Patrulló luego durante meses aquellos mares impidiendo que los argelinos recibieran refuerzos de Constantinopla hasta que una epidemia le forzó a regresar a Cadiz. En 1734 el Rey premió sus servicios promoviéndolo a General de la Armada. En 1737 regresó a América con los navios Fuerte y Conquistador y fue nombrado Comandante General de Cartagena de Indias, plaza que defendió de los embates del almirante inglés Sir Edward Vernon, página gloriosa de las armas españolas...

Ahora Vernon, envalentonado tras una acción de rapiña en la mal defendida ciudad de Portobelo (Pánama), vuelve con efectivos considerables y escribe a Lezo cartas desafiantes. Éste, como buen vasco, es tozudo y quisquilloso en cuestiones de honor: 'Hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera Usted insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía..."

Vernon despliega la flota bloqueando la entrada al puerto, y tras silenciar las baterías de "Chamba", "San Felipe" y "Santiago" desembarca tropas y artillería. Es tan impresionante el despliegue de barcos en el horizonte que algunos vecinos consideran la situación perdida y procuran ponerse a salvo. Vernon ordena un cañoneo incesante que durará 16 días y noches al castillo de San Luis de Bocachica con un promedio de "62 grandes disparos por hora". ..

Al alba un macabro espectáculo de muertos, mutilados y heridos vagando como espectros aparece alrededor de San Felipe haciendo evidente la hecatombe inglesa. La salida de los españoles que cargan a bayoneta calada provoca la huida desordenada de los asaltantes que pierden cientos de hombres y todos sus pertrechos.

El bombardeó inglés prosigue desde el mar 30 días más sin un objetivo claro, pero el cólera y el escorbuto comienzan a provocar decenas de muertos que flotan en la bahía lo que hace la situación desesperada. Vernon, altivo y malgeniado, recrimina al parsimonioso General Wentworth, Jefe Supremo de las tropas de desembarco, por el ignominioso fracaso y las desavenencias llegan a un punto insostenible. Al fin el Alto Mando inglés ordena la retirada, lo que se realiza de forma lenta y sin cesar de cañonear la ciudad hasta que "no quedó ninguna vela inglesa". Los últimos veleros parten el 20 de Mayo, pero los ingleses han de incendiar cinco de ellos por falta de tripulación. En el regreso a Jamaica hunden otro y cada barco parece un hospital.

Mientras en Inglaterra se supone como cierta la victoria con arrogancia y orgullosa satisfacción. Aún se desconoce el infausto final y se acuñan medallas conmemorativas mostrando a Lezo arrodillado ante Vernon entregándole la espada con la inscripción "el orgullo español humillado por Vernon". En ellas el vencido aparece con dos piernas, dos ojos y dos brazos para obviar que es un hombre lisiado. En el reverso había seis navios y un puerto, y alrededor la inscripción: quien tomo Portobelo con solo seis naviós, Noviembre de 1939. Éstas medallas, de las que se conservan algunas todavía, fueron motivo de burla durante mucho tiempo por parte de los enemigos de Inglaterra, "debiendo ser en sus autores tanta mayor la vergüenza cuanto fue mayor su ligereza y arrogancia".


1 comment:

Marzo said...

Nuestro marino cojo, manco y tuerto. Y también murió, como el suyo, en su última victoria.