Solidaridad con La Favorita (II)

Ante las cosas que estoy leyendo sobre la polémica en torno al restaurante La Favorita, he buscado información que creo prueba que todo esto puede ser una operación política de los de siempre. Muchos deberían avergonzarse de este atentado contra la libertad y la democracia. Si alguien se merece una denuncia, son los sinvergüenzas que están agitando esta cuestión.

La guía de restaurantes de Madrid, una página dedicada a la hostelería, dice lo siguiente sobre La Favorita:

¿Menús concertados para grupos?: No ¿Tiene Salones Privados?: No

Como dije en mi primera entrada sobre el asunto, lo que querían estos dos no era igualdad, sino un privilegio, que el restaurante les cerrara el salón para ellos solos. ¡Qué cara más dura! Y si no lo hacen, "gritaré y gritaré hasta enfermar, ¡jopé!". Se puede ser marica -muchos los somos- pero no cursi.

Supongo que esto no será suficiente para callar la boca a la turba de majaderos que se lanzan a chillar como histéricos. Luego está el grupo de bienintencionados a los que rogaría se informaran antes de opinar, sobre todo en estos tiempos, cuando hay que desconfiar de cualquier campaña orquestada desde la progresía. ¡Qué fácil es manipular a la gente hoy en día! Casi no salgo de mi asombro. He tardado tres minutos en encontrar la información que reseño arriba y que pueden consultar aquí.

Una vez, todo mi apoyo a La Favorita, y mi exhortación a que todos vayan a almorzar y cenar a ese restaurante.

Siempre habrá alguno que diga que esta boda era especial, sin menú y en el salón principal. Sería la primera vez en mi vida que veo una cosa así. Y desde luego no pueden alegar que no tenían dinero para buscarse un salón en otro sitio, como creo hace todo el mundo para su banquete de bodas, porque los precios de La Favorita no son precisamente bajos.

Ser del grupo de amantes de la ópera del COGAM no debería otorgar derechos especiales a nadie, y menos dedicarse a atemorizar a los demás con falsas cazas de brujas.

sdegno, rabbia, dispetto, pavento
Dentro l'alma girare mi sento
Che mi dice, di quel traditore,
Cento cose che intender non sà.

Ma quegli accenti sì sommessi,
Quel congiarsi di colore,
Son indizi troppo espressi
Che mi fan determinar:

TRAPISONDA!

A este paso, algunos activistas gays van a terminar exigiendo el impuesto revolucionario, como los etarras, aunque los primeros lo harán en aras de la igualdad y la convivencia.