El protocolo de la Casa Blanca marca que por regla general el presidente de los EE.UU. no hace reverencias ante nadie. Rara es la ocasión en que el jefe del Estado de aquel país baja la cabeza ante algún rey o líder religioso.
Sin embargo, Obama, no sé si por ignorancia o ansias de agradar, lo hizo al menos dos veces durante la cumbre del G-20 en Londres. Primero ante Isabel II (también su marido, lo cual resulta simplemente ridículo), sino también con el rey de Arabia Saudita, de una forma humillante e insultante para su nación, fundada precisamente por contraste con las monarquías absolutas europeas y cuyos primeros dirigentes tuvieron que enfrentarse en no pocas ocasiones a los fanáticos religiosos que todavía enfangan la política norteamericana.
Excepto Fox, ningún otro canal de televisión de los Estados Unidos ha querido mostrar esta trágica metedura de pata de este mesías de tres al cuarto. Entre esto y su mujer, la huertana en tacón de aguja, esta presidencia se está convirtiendo en un espectáculo trágico-cómico. Por lo visto, las cortinas no se cerraron con idiota de Bush. Show must go on.
Sin embargo, Obama, no sé si por ignorancia o ansias de agradar, lo hizo al menos dos veces durante la cumbre del G-20 en Londres. Primero ante Isabel II (también su marido, lo cual resulta simplemente ridículo), sino también con el rey de Arabia Saudita, de una forma humillante e insultante para su nación, fundada precisamente por contraste con las monarquías absolutas europeas y cuyos primeros dirigentes tuvieron que enfrentarse en no pocas ocasiones a los fanáticos religiosos que todavía enfangan la política norteamericana.
Excepto Fox, ningún otro canal de televisión de los Estados Unidos ha querido mostrar esta trágica metedura de pata de este mesías de tres al cuarto. Entre esto y su mujer, la huertana en tacón de aguja, esta presidencia se está convirtiendo en un espectáculo trágico-cómico. Por lo visto, las cortinas no se cerraron con idiota de Bush. Show must go on.
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