No comparto la opinión de algunos comentaristas sobre el debate electoral entre Fernando López Aguilar y Mayor Oreja que TVE transmitió ayer por la noche. Yo no me aubrrí en absoluto. El formato del programa, con intervenciones de entre 1 y dos minutos y medio, le dio mucha agilidad, y en general ambos candidatos estuvieron bien, aunque uno mucho mejor que el otro.
El ganador fue sin duda el socialista, que se había preparado el debate mucho mejor que Mayor Oreja, al que le sobra pachorra y le faltan horas de trabajo. Quien sea que preparó al candidato popular hizo un trabajo pésimo. Por el contrario, López Aguilar y sus asesores le habían tomado la medida a su contrincante porque seguramente habrían estado repasando vídeos suyos, y sabían perfectamente lo que diría respecto a cualquier asunto. Salvo la airosa salida de Mayor cuando el socialista le recordó sus extrañas declaraciones sobre el franquismo ("yo defendía la democracia en la transición en el País Vasco") y su agilidad a la hora de rebatir a López Aguilar el supuesto interés de los socialistas en los fondos europeos ("ustedes dejaron perder el 90% del dinero que recibíamos de Bruselas"), ante las que el candidato del PSOE se mostró bastante sorprendido, en el resto del debate López Aguilar se mostró ágil, entusiasmado, con ganas de trabajar, lleno de ideas -otra cosa es que las tenga, o que sean buenas, pero en estos debates la forma prima sobre el fondo- y supo combinar a la perfección mensajes socialistas con retórica liberal, algo muy inteligente y que sirve bien el objetivo de su partido de presentarse como garante la libertad. Otra cosa son los hechos, pero de nuevo, en esos debates lo que importa es la forma. El tono conciliador de López Aguilar al final del debate y su declaración de "respeto" hacia Mayor Oreja asestaron al golpe final a un candidato que no estuvo a la altura de su cometido.
En economía, Mayor repitió una y otra vez la cifra de paro e incidió en el paro juvenil. También habló de las mentiras del PSOE, pero no se había preparado un discurso eficaz ni ingenioso, y mostró un gráfico que no se entendía a primera vista. Grave error. Por otra parte, al no querer dar alternativas dio la impresión de que no las tenía. Su apuesta por la "economía social de mercado" y otro desliz, decir que las medidas del PSOE estaban bien, pero no sus resultados, le facilitó mucho las cosas a López Aguilar, que se puso a hablar de ultraliberalismo y demás chorradas sin que su contrincante rebatiera nada, salvo recordar algunas cifras de Aznar. Por último, vincular paro e inmigración, como si los trabajadores extranjeros fuesen culpables de la crisis (en los últimos años, el nivel de paro entre los extranjeros ha sido menor que entre españoles) le costará caro al PP. Espero que haya sido un desliz, o una idea personal de Mayor, y no una nueva táctica del partido, porque para decir esas simplezas ya tenemos a otros partidos. De nuevo, el candidato popular le hizo el juego al socialista y le ayudo a retratarlo como un ultra.
La afirmación de Mayor Oreja de que la píldora del día después es "una bomba" para la salud fue otra metedura de pata. Es mentira, y además el tono en que lo dijo casi producía risa. Si cree que diciendo esas cosas se va a ganar el cielo, se equivoca. Lo único que conseguirá es sumir a su partido en el infierno. López Aguilar fue muy listo al eludir la cuestión y enmarcar el aborto en términos de derechos y de legislación comparada (los socialistas tienen razón cuando dicen que la legilsación que proponen se corresponde con la que impera en Europa; podrían haber añadido que es la misma que votaron muchos miembros del Partido Popular Europeo en sus respectivos países, pero por suerte para el popular no lo hizo). Por su parte, Mayor Oreja habló de EpC, de la imposibilidad de los padres para educar a sus hijos en su lengua materna en algunas Comunidades Autónomas (dijo siempre "español", otro error) y del debilitamiento de la nación española favorecido por los socialistas. Buenos asuntos, pero de nuevo explicados de forma torpe y lenta, y sus interpelaciones al socialista sobre la cuestión carecieron de la fuerza suficiente para colocar a López Aguilar contra las cuerdas u obligarle a dar una explicación. La dio a propósito del español hablando de pluralidad, algo que Mayor debería haber rebatido, pero como no escuchaba (el socialista sí que estaba atento a cada palabra de su rival para pensar en réplicas adecuadas) el potente misil se convirtió en una bala de fogeo.
En fin, que un candidato así, no me extrañaría que el PSOE consiguiera movilizar a sus votantes y ganar, o al menos empatar, las europeas. Lo mejor para el PP habría sido renovar su lista con gente distinta, fichar a más personas ajenas a la política profesional (¿dónde está la número tres de su lista, la hermana del concejal de Sevilla asesinado por ETA? ¿Por qué no está haciendo campaña?) y sobre todo dar la impresión de que el Parlamento Europeo les importa y que quieren trabajar. Por desgracia, Rajoy ha optado por dejar las cosas como estaban y satisfacer a los más conservadores con un discurso sobre el aborto, la píldora del día después y el humanismo, que es el vocablo que los democristianos usan para decir "religión". Y si además de todo eso, Mayor Oreja no prepara sus debates, o no se deja asesorar, y permite que López Aguilar se salga con la suya, va a ser un milagro que el PP saque ventaja suficiente al PSOE para presentar las europeas como una moción de censura del pueblo contra Rodríguez Zapatero.
Sé que el PP lo tiene muy difícil, y que diga lo que diga siempre saldrá alguien a quejarse y a decir que no es suficiente, pero la combinación de cobardía y falta de alternativas en economía (tal vez las tengan, pero no las cuentan) y la gradual derechización en otros asuntos, que los coloca en el terreno de la AP de los años setenta, no les ayuda en absoluto. Para muchos votantes, un PP igual de socialdemócrata que los socialistas y ultraconservador en temas sociales es peor que lo que tenemos, porque en el primer asunto no hay diferencia, y en el segundo sí, a peor, porque los socialistas se las han ingeniado para presentar sus políticas sociales como muy liberales.
Por cierto, otra cosa que Mayor Oreja no aclaró fue su voto en contra de los permisos de paternidad a los hombres en el Parlamento Europeo. ¿Se negó porque eran obligatorios o porque no quiere que las parejas decidan libremente cómo van a repartirse el tiempo para cuidar de los recién nacidos? Espero que sea lo primero, porque si es lo segundo es para echarse a temblar. Mucho hablar de la independencia de las familias pero luego se atreve a decirle a la gente lo que tiene que hacer cuando tenga hijos. Tampoco dijo nada cuando López Aguilar dijo que había votado en contra de la paridad. Una ocasión estupenda para denunciar el paternalismo de la izquierda respecto a las mujeres. Pero claro, si luego uno va diciéndole a las mujeres que su obligación es quedarse en casa con los niños...
El ganador fue sin duda el socialista, que se había preparado el debate mucho mejor que Mayor Oreja, al que le sobra pachorra y le faltan horas de trabajo. Quien sea que preparó al candidato popular hizo un trabajo pésimo. Por el contrario, López Aguilar y sus asesores le habían tomado la medida a su contrincante porque seguramente habrían estado repasando vídeos suyos, y sabían perfectamente lo que diría respecto a cualquier asunto. Salvo la airosa salida de Mayor cuando el socialista le recordó sus extrañas declaraciones sobre el franquismo ("yo defendía la democracia en la transición en el País Vasco") y su agilidad a la hora de rebatir a López Aguilar el supuesto interés de los socialistas en los fondos europeos ("ustedes dejaron perder el 90% del dinero que recibíamos de Bruselas"), ante las que el candidato del PSOE se mostró bastante sorprendido, en el resto del debate López Aguilar se mostró ágil, entusiasmado, con ganas de trabajar, lleno de ideas -otra cosa es que las tenga, o que sean buenas, pero en estos debates la forma prima sobre el fondo- y supo combinar a la perfección mensajes socialistas con retórica liberal, algo muy inteligente y que sirve bien el objetivo de su partido de presentarse como garante la libertad. Otra cosa son los hechos, pero de nuevo, en esos debates lo que importa es la forma. El tono conciliador de López Aguilar al final del debate y su declaración de "respeto" hacia Mayor Oreja asestaron al golpe final a un candidato que no estuvo a la altura de su cometido.
En economía, Mayor repitió una y otra vez la cifra de paro e incidió en el paro juvenil. También habló de las mentiras del PSOE, pero no se había preparado un discurso eficaz ni ingenioso, y mostró un gráfico que no se entendía a primera vista. Grave error. Por otra parte, al no querer dar alternativas dio la impresión de que no las tenía. Su apuesta por la "economía social de mercado" y otro desliz, decir que las medidas del PSOE estaban bien, pero no sus resultados, le facilitó mucho las cosas a López Aguilar, que se puso a hablar de ultraliberalismo y demás chorradas sin que su contrincante rebatiera nada, salvo recordar algunas cifras de Aznar. Por último, vincular paro e inmigración, como si los trabajadores extranjeros fuesen culpables de la crisis (en los últimos años, el nivel de paro entre los extranjeros ha sido menor que entre españoles) le costará caro al PP. Espero que haya sido un desliz, o una idea personal de Mayor, y no una nueva táctica del partido, porque para decir esas simplezas ya tenemos a otros partidos. De nuevo, el candidato popular le hizo el juego al socialista y le ayudo a retratarlo como un ultra.
La afirmación de Mayor Oreja de que la píldora del día después es "una bomba" para la salud fue otra metedura de pata. Es mentira, y además el tono en que lo dijo casi producía risa. Si cree que diciendo esas cosas se va a ganar el cielo, se equivoca. Lo único que conseguirá es sumir a su partido en el infierno. López Aguilar fue muy listo al eludir la cuestión y enmarcar el aborto en términos de derechos y de legislación comparada (los socialistas tienen razón cuando dicen que la legilsación que proponen se corresponde con la que impera en Europa; podrían haber añadido que es la misma que votaron muchos miembros del Partido Popular Europeo en sus respectivos países, pero por suerte para el popular no lo hizo). Por su parte, Mayor Oreja habló de EpC, de la imposibilidad de los padres para educar a sus hijos en su lengua materna en algunas Comunidades Autónomas (dijo siempre "español", otro error) y del debilitamiento de la nación española favorecido por los socialistas. Buenos asuntos, pero de nuevo explicados de forma torpe y lenta, y sus interpelaciones al socialista sobre la cuestión carecieron de la fuerza suficiente para colocar a López Aguilar contra las cuerdas u obligarle a dar una explicación. La dio a propósito del español hablando de pluralidad, algo que Mayor debería haber rebatido, pero como no escuchaba (el socialista sí que estaba atento a cada palabra de su rival para pensar en réplicas adecuadas) el potente misil se convirtió en una bala de fogeo.
En fin, que un candidato así, no me extrañaría que el PSOE consiguiera movilizar a sus votantes y ganar, o al menos empatar, las europeas. Lo mejor para el PP habría sido renovar su lista con gente distinta, fichar a más personas ajenas a la política profesional (¿dónde está la número tres de su lista, la hermana del concejal de Sevilla asesinado por ETA? ¿Por qué no está haciendo campaña?) y sobre todo dar la impresión de que el Parlamento Europeo les importa y que quieren trabajar. Por desgracia, Rajoy ha optado por dejar las cosas como estaban y satisfacer a los más conservadores con un discurso sobre el aborto, la píldora del día después y el humanismo, que es el vocablo que los democristianos usan para decir "religión". Y si además de todo eso, Mayor Oreja no prepara sus debates, o no se deja asesorar, y permite que López Aguilar se salga con la suya, va a ser un milagro que el PP saque ventaja suficiente al PSOE para presentar las europeas como una moción de censura del pueblo contra Rodríguez Zapatero.
Sé que el PP lo tiene muy difícil, y que diga lo que diga siempre saldrá alguien a quejarse y a decir que no es suficiente, pero la combinación de cobardía y falta de alternativas en economía (tal vez las tengan, pero no las cuentan) y la gradual derechización en otros asuntos, que los coloca en el terreno de la AP de los años setenta, no les ayuda en absoluto. Para muchos votantes, un PP igual de socialdemócrata que los socialistas y ultraconservador en temas sociales es peor que lo que tenemos, porque en el primer asunto no hay diferencia, y en el segundo sí, a peor, porque los socialistas se las han ingeniado para presentar sus políticas sociales como muy liberales.
Por cierto, otra cosa que Mayor Oreja no aclaró fue su voto en contra de los permisos de paternidad a los hombres en el Parlamento Europeo. ¿Se negó porque eran obligatorios o porque no quiere que las parejas decidan libremente cómo van a repartirse el tiempo para cuidar de los recién nacidos? Espero que sea lo primero, porque si es lo segundo es para echarse a temblar. Mucho hablar de la independencia de las familias pero luego se atreve a decirle a la gente lo que tiene que hacer cuando tenga hijos. Tampoco dijo nada cuando López Aguilar dijo que había votado en contra de la paridad. Una ocasión estupenda para denunciar el paternalismo de la izquierda respecto a las mujeres. Pero claro, si luego uno va diciéndole a las mujeres que su obligación es quedarse en casa con los niños...
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