Sunday, February 12, 2006

LAS VÍCTIMAS NO PUEDEN SER SILENCIADAS (II)

El pasado 2 de junio escribí un comentario sobre la política del gobierno que entonces me pareció muy duro. Han pasado ocho meses y no cambiaría nada de lo que escribí entonces. Por desgracia el tiempo no me ha hecho variar mi postura. ¡Ojalá hubiera podido rectificar!

Sólo espero que las apelaciones al cinismo político de los españoles que el gobierno y el grupo Prisa están lanzando por doquier no hagan mella y que la sociedad civil le diga clara y rotundamente al gobierno "En mi nombre, ¡NO!".

Escucho esta mañana en la radio a una señora decir "a las víctimas no les gustará que haya más muertos". Por supuesto que no, pero lo que actualmente está haciendo el gobierno no va a evitar ni las muertes, ni la extorsión ni las amenazas. Como demuestran los documentos internos de ETA que todavía se filtran a la prensa, la organización terrorista continúa reclutando y entrenando miembros, almacenando explosivos y llevando a cabo campañas de amenazas contra todos los que no comparten el credo nacionalista en el País Vasco.

Simplemente, lo que ZP va a lograr es legitimar una dictadura etnicista que de hecho existe en el País Vasco en nombre de no sé qué paz temporal y para unos pocos. Y para ellos debe acabar con la resistencia. En vez de tratar a ETA y a sus amigos como lo que son, autores de crímenes contra la humanidad y genocidas -si la definición de genocidio se extendió a la eliminación del adversario político para así poder procesar a Pinochet, ¿por qué no se aplica a ETA?- se nos habla de paz. Pero lo que en realidad se hace es apelar a la comodidad de la gente, al egoísmo más miope y al cinismo. "Tengamos un problema menos" es lo que transmiten PSOE y Prisa. Y luego pontificaremos sobre los pobres y los oprimidos del mundo.

Si uno quiere ver opresión e injusticia, tiranía y dictadura, no hace falta cruzar el estrecho de Gibraltar. Lo tenemos mucho más cerca, a pocas horas de coche de Madrid, y el único mensaje que reciben las víctimas de ZP es "callad, no molestéis a los demás, no merece la pena". Como dije en junio y reitero ahora, la política del actual gobierno es absolutamente suicida. Con actitudes así el Muro de Berlín jamás habría caído y desde luego que Hitler nunca habría sido derrotado. Un poquito de libertad a cambio de despreocupación, un pedazo de estado de derecho a cambio de no tener que ver imágenes de muertos y destrozos en la televisión. Sin embargo, el mal sigue ahí, los exiliados no van a desaparecer, y el odio no se va a esfumar porque lo quieran algunos. Menos Madres de Mayo y más AVT, menos desenterramientos de supuestas víctimas del franquismo y más Foro de Ermua.

Mucho se ha escrito en la prensa progre sobre Martin Luther King y la lucha por la igualdad y los derechos civiles de los negros en los Estados Unidos a raíz del reciente fallecimiento de su esposa. Aquí también tenemos nuestros King, se llaman Gotzone Mora, María San Gil, Carlos Iturgáiz, Rosa Díez, Javier Alcáraz, Eduardo Fungairiño. Y sólo menciono a unos pocos, muy pocos. Y el gobierno y sus amigos se dedican a insultarlos y a ningunearlos de la misma forma que parte de la prensa y de la clase política de los Estados Unidos hicieron con King y su gente.

Tras las últimas elecciones presidenciales norteamericanas, algunas personas llevaban camisetas y chapas con el mensaje "Not My President" dedicado al presidente Bush. Me pareció un poco exagerado, porque no había motivo para negar la legitimidad al Jefe de Estado. Las elecciones habían sido impecables y el candidato Kerry había dispuesto de más dinero y espacio en los medios de comunicación que el republicano para su campaña. Asimismo, la oposición a la invasión de Iraq era testimonial tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, y la propuesta de política exterior de Bush había sido explicada en detalle y debatida hasta la saciedad sin secretos ni ocultaciones. La gente sabía muy bien lo que estaba votando y lo que el presidente haría.

¿Podemos decir lo mismo del actual gobierno español? Empiezan a sobrar las razones para decir "ZP, tú no eres mi presidente".

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