Friday, February 10, 2006

TECNOLOGÍA Y LIBERTAD

Ayer por la tarde, mientras hacía algo en casa, supongo que la cama, me vinieron a la cabeza unas referncias de Ernst Jünger sobre el uso de la tecnología para crear la dictadura perfecta y la eficacia total en el asesinato. Me puse bastante triste y recordé lo dichoso y esperanzado que me había sentido cuando llegó el 2001. Definitivamente el siglo XX había sido nefasto, como la lectura de Jünger, Archipiélago Gulag y El libro negro del comunismo demuestran. También hay que considerar que leí Gulag en los días siguientes a la muerte de mi abuelo, cuando me mudé de forma temporal a su casa para ayudar a mi abuela. Así que tal vez esté bajo los efectos de un trauma.

De todas formas, y como pasa en estos casos, algo aparentemente casual ocurrió que me reconcilió con la modernidad y me insufló nuevos ánimos. De camino a una biblioteca llamé a un amigo y fui a visitarlo a su oficina. Antes de llegar a su despacho hay que pasar por las instalaciones de una emisora de radio que transmite por internet y que suelo escuchar todas las semanas. Lo que vi me impresionó, porque la emisora consiste en un pequeñísimo estudio y cinco personas. Con eso son capaces de hacer programas, y gracias a Internet todo el mundo puede escuchar lo que hacen y dicen. Sin inversiones supermillonarias ni permisos ni mil controles estatales. Sólo un poco de dinero, talento y trabajo. Una cosa similar me ocurrió cuando visité las instalaciones de un periódico de internet muy leído con sede en Madrid.

Así que lo mejor será arrinconar un poco los fantasmas y confiar en el futuro, que gracias a la tecnología ofrece posiblidades inmensas para la libertad y la difusión e intercambio de ideas. Y no me importa que al final todos hagamos nuestro filtro y evitemos leer y ver lo que está en contradicción con nuestras ideas, porque en este caso la cantidad y la variedad van de la mano debido a que los costes son cada vez más bajos.

Basta ya de ir por la vida como Álvaro Mutis. Los trajes de época son estupendos para el carnaval, nada más.

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