Acabo de pasar unos minutos navegando por esta página tan progre y modenna. De haber un referéndum sobre la forma de Estado no sé lo que haría. Seguramente me quedaría en casa, pues ese asunto me parece intrascendente y baladí, un pérdida de tiempo, a menos que, como hace el amiguito Jaume d'Urgell, se mezcle con manipulación e ignorancia. Entonces sí que me preocupo y me pongo enfrente. En primer lugar, me gustaría que alguien me explicase lo que significa ese escudo de origen monárquico sobre la bandera republicana. Ante cosas así siento lo mismo que ante las camisetas de Crónicas Marcianas que vi llevar a muchos de los manifestantes contra la invasión de Iraq hace dos años: mucha hilaridad. Además, d'Urgell y los suyos cometen un gran y craso error -si eso es lo que enseñan en Cataluña, urge cambiar la Constitución y privar a la Generalidad de las competencias educativas. Afirman que entre los valores de la Constitución de 1931 estuvo "la organización del territorio en una federación de pueblos". Me muero de la risa. Como no han colgado el texto constitucional, los incautos lectores no tienen la oportunidad de leer esto:
Artículo 1. España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo. La República constituye un Estado integral, compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones. La bandera de la República española es roja, amarilla y morada.
Artículo 8. El Estado español, dentro de los límites irreductibles de su territorio actual, estará integrado por Municipios mancomunados en provincias y por las regiones que se constituyan en régimen de autonomía.
La única excusa que encuentro aquí es por pueblo Jaume entienda ciudad, villa o población de menor categoría.
Hay todavía más barbaridades, como la afirmación de que otro de los principios de la Segunda República fue el sometimiento de todos los cargos públicos a las urnas. Bueno.... yo diría que casi todos, y entre ellos ciertamente no el mismo Presidente de la República, elegido en una mezcla de sufragio directo e indirecto (art. 68) y por supuesto el Presidente del Gobierno y los ministros, designados, no elegidos, aunque pueden ser censurados por el legislativo (art. 75). En realidad, no existe -ni existió, incluida la democracia ateniense- un solo caso de régimen o sistema político en el que todos los cargos públicos sean elegidos por el pueblo. Y si lo hubo, creo que como diría nuestro presidente el gobierno, fue un caso aislado.
En fin, el loable intento de d'Urgell es un bati-burrillo (je aime Derrida) en el que predominan la ignorancia y la desinformación. Me temo que muchos de los republicanos izquierdistas de hoy en día mezclan la Segunda República, la Platajunta y la demagogia pura y dura. Me sorprende que entre los firmantes del manifiesto republicano haya tantos profesores, quienes podrían haber advertido al promotor de la iniciativa de sus cómicos errores. Siento mucho no poder firmar un manifiesto que insulta mi inteligencia y atenta contra esa misma memoria histórica que sus autores pretenden recuperar. Y un consejo a los profes que organizan pic-nics republicanos para sus alumnos aventajados: menos vino y más ciencia.
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