Thursday, August 10, 2006

Lieberman se presenta como independiente

Tras su derrota en las primarias de Connecticut, el senador y ex candidato presidencial ha decidido presentarse como independiente en las elecciones de Noviembre. Lieberman desoye así la consigna de unidad lanzada por los líderes de su partido, quienes han urgido a los demócratas a apoyar al millonario Ned Lamont, dueño de una empresa de televisión por cable y activista contra la ocupación de Iraq. El nuevo candidato demócrata fue apoyado por una coalición “arcoiris” en la que estaban, Jessie Jackson, el New York Times, los sindicatos, y diversas organizaciones gays y feministas.

La campaña electoral fue muy dura. Lamont atacó con fiereza el apoyo de Lieberman a algunas iniciativas presidenciales y le acusó de complicidad en matanzas de inocentes. Por su parte, el incumbente tachó a Lamont de racista e hipócrita y denunció juego sucio tras sufrir un hackeo en su página web.

El líder demócrata del senado, Harry Reid, había apoyado a Lieberman, aunque tras el resultado electoral ha afirmado que la derrota del actual senador se ha debido a la percepción de cercanía a Bush, y que la victoria de Lamont es un buen augurio para su partido.

Por su parte, Lieberman ha manifestado que "soy un Demócrata independiente y busco el apoyo de Demócratas, Republicanos e Independientes en Connecticut. Ellos son los que me han enviado a Washington en tres ocasiones”. No le falta razón, ya que en 2000 Al Gore venció en este estado con el 56% de los votos, mientras que Lieberman, que se presentaba como senador, llegó al 63% de los votos. En las últimas presidenciales, Kerry venció a Bush en este estado por sólo dos puntos porcentuales.

Una división del voto demócrata puede ser letal para este partido, ya que podría orientar muchos votos “útiles” hacia el candidato independiente –contrariamente a lo que piensa la izquierda chic antiamericana, el votante de los EEUU es extremadamente sofisticado y suele votar con bastante visión y mucha mala leche- quien no se vería obligado a apoyar al líder demócrata en el Senado.

Los resultados –48% para Lieberman y 52% para Lamont- muestran que la nueva táctica del Partido Demócrata consistente en centrar todos sus esfuerzos electorales en el “No a la guerra” podría bien mostrarse contraproducente, pues puede minar la unidad del partido y privarle de algunos escaños vitales para asegurarse la mayoría legislativa en las próximas elecciones. Lieberman se ha posicionado siempre a favor de la intervención en Iraq, aunque no ha ahorrado críticas al presidente por lo que él considera deficiencias en la planificación, ejecución y control de la ocupación. Y según las encuestas de intención de voto, sigue siendo el candidato preferido por los votantes de Connecticut.

La decisión del senador no es sorprendente, pues tiene motivos para sentirse traicionado por su partido, que podría haber usado su caso para escenificar su nueva política contra la intervención en Irak usándolo como chivo expiatorio. Hace pocas semanas la mayoría de los congresistas demócratas votaron en contra de una resolución que pedía la retirada de las tropas de Irak. Este comportamiento contrasta con el mensaje radicalmente anti-ocupación que sus líderes y candidatos están lanzando por todo el país.

Ante los problemas de muchos candidatos republicanos, quienes se debaten entre el apoyo absoluto al presidente Bush y la distancia, y la división dentro del partido entre moderados y conservadores, la apertura de un clivaje en el Partido Demócrata en torno a la guerra de Irak y la incoherencia de este partido, que vota una cosa en el Congreso y luego apoya otra en la campaña electoral, es sin duda una magnífica noticia para los republicanos.

Lieberman no es precisamente lo que yo llamaría un liberal, aunque tampoco es el típico “tax and spend” demócrata, y en muchas ocasiones ha votado en contra de programas de expansión del Estado. Además, cuenta con un historial de probidad, seriedad y flexibilidad difícil de igualar en el Congreso de los EEUU. Los votantes de Connecticut tienen una difícil decisión que tomar el próximo 3 de noviembre. Lamont proporciona la oportunidad de emitir un voto de protesta contra el presidente Bush, mientras que el actual senador representa una opción centrista que a muchos les resolverá el dilema entre el “más de lo mismo” de los republicanos y el “No a la guerra, cuando interesa” de los demócratas.

3 comments:

Huber said...

Ayer había un artículo del GEES muy interesante al respecto:

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opi_desa_32774.html

"Un personaje absolutamente desconocido, un millonario llamado Ned Lamont, se presentó como candidato alternativo, acusando a Lieberman de haber defendido la Guerra de Irak. Tan cierto es eso como que la gran mayoría de los restantes senadores demócratas hicieron lo mismo. La diferencia es que Lieberman no dijo después que lo había hecho engañado por las mentiras de Bush. Unas mentiras que todos repiten al alimón y que seguimos a la espera de conocer. La Comisión del 11-S, formada por republicanos y demócratas, demostró exactamente lo contrario, que Bush actuó en función de la información de que se disponía en aquellos momentos. Lieberman se ha mantenido firme en sus posiciones y ha buscado acuerdos con los republicanos en materia de seguridad nacional. Su proximidad ideológica a John McCain, republicano por Arizona, en materia de seguridad es bien conocida.
Lamont ha conseguido un elevado apoyo. Indudablemente está en la misma sintonía que Howard Dean, presidente del Partido, o que Nancy Pelosy, la portavoz en la Cámara de Representantes, y que muchos demócratas urbanos de ambas costas. La tradición que Lieberman representa lleva décadas en minoría y ahora parece amenazada de extinción. Si finalmente pierde, será un momento trascendente en la historia del Partido Demócrata. Es normal que los grandes medios sigan con detalle la evolución de los acontecimientos."

Anonymous said...

No creo que Lieberman pueda decir que ha sido traicionado por el partido demócrata, teniendo en cuenta que la mayoría de los primeros espadas del partido salieron en su apoyo, incluyendo Bill Clinton, Harry Reid (que pidió públicamente a Lamont que retirara su candidatura) y tantos otros. Muy pocos cargos electos salieron apoyando a Lamont. El problema que tiene Lieberman es con los afiliados demócratas, que le han mandado un mensaje claro (cuando un tipo lleva 18 años en el Senado, una primaria ajustada es un mal síntoma, así que si la pierde...)

Por cierto, eso de que es el candidato preferido no esta tan claro, pues la última encuesta de Rasmussen le presenta empatado con Lamont, y fue hecha antes de las primarias:

http://www.rasmussenreports.com/2006/State%20Polls/July%202006/connecticutSenateJuly.htm

Y no creo que el tema de la guerra les salga mal a los demócratas, pues los americanos contrarios a ella suman casi dos tercios (y supongo que en Nueva Inglaterra el número será más alto todavía.

PD: Kerry ganó Connecticut por 10 puntos, no por dos.

http://en.wikipedia.org/wiki/U.S._presidential_election%2C_2004%2C_in_Connecticut

PPD: del artículo del GEES, nada nuevo. Es un refrito de los topicazos que se llevan oyendo en EEUU desde hace meses, como lo de la comparación con McGovern (que por cierto, era senador por Dakota del Sur, no Wisconsin, como dice el GEES)

Libertymad said...

Efectivamente, Kerry ganó por diez puntos -me equivoqué de año- pero varios puntos por debajo de lo que había sacado Lieberman en 2000, que siempre ha tenido mejores resultados en su estado que los candidatos demócratas presidenciales correspondientes.
Respecto a candidato preferido, me refiero no al candidato preferido entre los demócratas, sino entre todos los candidatos, incluyendo al republicano.
"In a scenario with Lieberman running as an independent, the incumbent is first with 44 per cent, followed by Lamont as the Democratic nominee with 29 per cent, and Schlesinger with 15 per cent".
Los líderes del partido tuvieron que apoyar a Lieberman -por norma, los líderes del partido apoyan siempre al incumbente de palabra; otra cosa es que lo hagan de hecho- pero tanto los medios de comunicación como otras organizaciones cercanas a los demócratas apoyaron al otro. Ahí está el doble juego, apoyar al incumbente por obligación pero luego ayudar al otro por otros medios. Esa es la percepción de Lieberman, y por eso se presenta como independiente.
Mira el grado de apoyo a Bush y a la guerra de Irak justo antes de las presidenciales, tres meses antes, y luego los resultados electorales. De todas formas, lo que está claro es que si en algunos lugares clave los demócratas se dividen, al final puede ocurrir que los republicanos salgan ganando, como en Connecticut.
En cuanto a los 18 años, hay senadores demócratas como Byrd, de Virginia Occidental, que lleva allí desde que era miembro del KKK en los sesenta -algo admitido por él- y tal vez se muera votando. La mayoría de los senadores se retira, no es derrotado, y menos aún por un candidato dentro de su propio partido. Lo ocurrido con Lieberman es casi inédito en los últimos años. No creo que haya sido algo espontáneo.