SERES FÉRICOS

Ayer por la tarde conferencia sobre seres féricos a cargo de la profesora Helena Aikin, lingüísta además de pintora y escultora. Nos cuenta la teoría de Hawkin sobre las partículas ( me recuerda mucho al último Ortega y Gasset y al budismo) y sobre las diez dimensiones, de las que sólo conocemos cuatro. ¿Y las otras seis? Se dice que uno puede ver hadas poniéndose el sombrero de un cura o mirando por el espacio que hay entre sus brazos y el tronco. Esta y muchas anécdotas más recopiladas por clérigos y antropólogos en los últimos cuatro siglos. Fascinante e inquietante. ¿Y si todo fuera como en la película Los Otros?

Después de la charla entramos en la réplica de un ringfort hecho por la artista. Allí encontramos cabello de hada -agarra uno y pide un deseo- y una maravillosa escultura, una versión de la famosa imagen encontrada en Mojenhodaro. No lamentaré perderme ARCO este año, porque allá pocos artistas son capaces de explicar lo que hacen y después invitar al público a que participe de su obra. La última vez acabé agotado, y eso que fui con una marchante francesa que me indicaba lo que valía la pena.

Dos carpetas llenas de láminas, una bolsa de deportes y un ordernador bastan para crear una exposición y recrear lo que la autora sintió mientras pintaba los cartones en medio de las florestas mágicas irlandesas. No falta talento, sobran imbéciles subvencionados.

A la salida me encuentro con un famoso comunicador radiofónico matinal y su mujer en la calle. Ambos elegantes, y ella bastante guapa. Sonríen mientras esperan. Parecen novios más que marido y mujer. Mi primer impulso es acercarme, pero no lo hago. Si yo acabo de pasar un par de horas con las hadas, ellos también tienen derecho a pasar un rato alejados de la rabiosa actualidad viendo un espectáculo o de fiesta con amigos. Prefiero no interrumpir su momento mágico.