Tras el subidón de ayer cierto bajón de hoy. Uno comienza a ver los claroscuros de todo partido político y a conocer a ciertos personajes que le ponen los pelos de punta. Respecto al claroscuro, terrible la iluminación del local. Parecía que estuviéramos en la cueva, y de repente algún punto de luz cegador -por ahí va Rajoy.
Mi credencial de ayer ha sido entregada a su legítimo dueño, así que me armo de valor, voy a la zona de acreditaciones, les cuento un rollo y me dan una camiseta naranja monísima para que pueda entrar. Me la coloco sobre mi camisa rayada de seda y entro rezando para que nadie me obligue a laburar. Resulta que la camiseta hace las veces de credencial para los de organización, que pueden ser requeridos en cualquier momento para hacer lo que sea.
Asisto al grupo de trabajo de educación, que debe empezar a las diez y media, pero se abre con media hora de retraso porque Luis Herrero tiene que besar y saludar a muchas señoras y Esperanza llega tarde. Vamos, que al final sólo hay tiempo para unos cuantos discursos y nada más, participación cero. Al menos los speeches son buenos. Juan Iranzo habla de cheque escolar, competencia entre universidades, movilidad, enseñanza de idiomas extranjeros y demás. Le sigue Alicia Delibes, que ha sido profesora de instituto durante años y sabe de lo que habla. Coincide con el anterior y habla de mejorar la calidad y la exigencia. La meritocracia no es mala. Después habla el ex presidente del Consejo Social de la Complutense, antiguo compañero de Esperanza en Unión Liberal, y más de lo mismo. Hay que cumplir con Verona, nos estamos quedando atrás, llevamos dos años de retraso.
Cuentan que Víctor Pérez-Díaz, uno de los príncipes de la sociología española, también ha particpado en las prrpuestas. No esperaba menos de él en estos momentos de emergencia nacional. Su La primacía de la sociedad civil sigue siendo uno de los libros que compro una vez al año en su edición en inglés para mis amigos gringos. Y A Critical Discussion of the Political Theory of Karl Marx sigue siendo "unsurpassed", como los tomos de historia de antisemitismo de Poliakov, pero en breve.
Cierra el relator, Luis Herrero, que empieza a decir chorradas. Tras tres minutos me levanto y me voy. Estas celebridades que los partidos llevan en las listas deberían cumplir su deber, es decir, dimitir a los seis meses de salir electas y dejar de chupar ruedas y de meterse donde nadie les llama. Patético el papel del periodista. Bromitas y comentarios jocosos para entretener a sus amiguitas de la cafetería Embassy. Insufrible.
Deambulo por ahí y m encuentro con un mitin sobre la violencia de género en la cueva llamada "Zona joven". Un exaltado grita contra la violencia, y a los pocos minutos aparece Rajoy y depone sobre el asunto. Mensaje demagógico y directo al corazón. Me gusta el nuevo estilo pepero, más que nada porque sé que a diferencia de la izquierda ellos sí que tienen algo detrás.
Pego la oreja y la vista a Pilar Cernuda -horror de pelo y maquillaje, outfit del baúl de la abuela, la bruja del Oeste. Se queja de que no hay luz, "esto es un horror" le dice a una de la SER, "yo he estado en otros congresos y te daban un programa". Tiene toda la razón.
Tocan a plenario, voy y me siento con Lourdes, Vuelven a poner el maravilloso vídeo del día anterior y aparece el presentador, todavía más guapo que ayer. Presenta a Mayor Oreja, que da un mitin bueno, diciéndole al gobierno unas cuantas cosas muy claras. A continuación Pío García Escudero. Soporífera la plática de gran estadista del chico. Intenta tocar todos los temas, como si fuera un discurso de investidura, pero sin el morbo de la votación. Me largo a los diez minutos y encuentro a varias personas que también han salido huyendo. Sigo paseando y saludando, y me voy a comer con unos amigos. Me cuentan que después del senador estuvo Acebes, sonriente, brillante y demoledor contra la izquierda. Les digo que echo de menos algún discurso de gente no afiliada al partido, por ejemplo de algún representante de las ONGs invitadas, la de inmigrantes por ejemplo. Me miran como si estuviera loco. Claro, ¿quién le dice a uno de estos oligarcas que debe acortar su discurso para escuchar a alguien "de fuera"? ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Comida animadísima. Conozco a un par de aspirantes a ministro que hablan como si estuvieran frente a una cámara. Esos cursos de telegenia tienen entre algunas personas resultados catastróficos. Algunos confunden la tele con la realidad y se dedican a usar los trucos del cursillo cada vez que tienen que deponer delante de un auditorio formado por más de cuatro personas. El resultado es bastante patético. Diez minutos para centrar la cuestion, 3 para decir un lugar común y otros diez para resumir lo dicho anteriormente. Algunas perlas: "a mí no me interesa eso de la Teoría Política, que es algo que tras cinco minutos me causa un gran sopor". "Anarco-liberales, ¿qué es eso? Ja, ja". Luego no sabe la diferencia entre constitución y carta otorgada, claro. Espero que por lo menos sepa la diferencia entre democracia y dictadura, si es que no se quedó dormido antes.
Opto por la táctica guerrillera y me dedico a provocar de forma crispada y nada telegénica y a preguntar cosas de economía, para que el telegénico y los demás, que son mucho más interesantes, me ilustren sobre asuntos que me interesan. Me dan pintas sobre algunos asuntos que me intrigan pero desconozco y me horrorizo ante la autocensura y el miedo que invade las organizaciones oligárquicas. Cuando digo que yo en el PP soy currito, mano de obra gratuita que deben usar para echar a los sociatas, uno me lo agradece, y otros me miran como si hubiera insultado a alguien y me dicen "no digas eso, se dice militante de base". Vale, ya no soy chacha, soy "empleada de hogar".
Entre los comensales una mujer de bandera, con un poco de mala leche que le sobra, la verdad, pero por lo menos sincera. Mi amigo, el que me invitó a la comida, se rebela como un tío realista. Además de caerme muy bien creo que me puedo fiar de él. Espero que llegue lejos y que no le pongan muchas zancadillas. Encaja las críticas de los demás con gran deportividad y siempre intenta que haya paz y que el debate sea fructífero. Político en el mejor sentido de la palabra.
Tras la comida vuelvo a casa y llamo a varios amiguetes para salir esta noche. Todavía no sé dónde iré, porque hay una guerra interna entre los partidarios de dos locales diferentes. Cómo pretende el gobierno eliminar la competencia de las aulas cuando hasta para ir a bailar se forman bandos. Ojalá todo se redujera a eso, ¿dónde vamos a bailar esta noche?
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