Esta semana el PSOE se ha gastado unos cuartos en una encuesta telefónica para sondear la opinión de los madrileños sobre cuatro posibles candidatos: Bono, Borrell, Peces Barba y Manuel Marín. Las preguntas sobre los candidatos se realizaron a continuación de otra sobre Ruiz Gallardón.
Borrell y Peces Barba suscitan el rechazo de una gran parte del electorado y seguramente harían que más de un desencantado votante del PP terminara apoyando a Gallardón como mal menor. Por otra parte, hace tiempo que Bono ya no le es simpático a casi nadie. Así que creo que al final van a nominar a Marín. Huelga decir que si me equivoco casi nada de lo que escriba a continuación tendrá valor. Pero siempre me ha gustado el riesgo.
Manuel Marín (1949) es un hombre de la entera confianza de ZetaP y muy cercano a Ludolfo Paramio, jefe del gabinete de estudios de La Moncloa y asesor aúlico del presidente del gobierno.
El actual presidente del Congreso fue diputado entre 1977 y 1982, Secretario de Estado para las Comunidades Europeas hasta 1985, y desde entonces y hasta el escándalo Santer de 1999 Comisario Europeo. Marín fue, junto a la francesa y también socialista Edith Cresson, uno de los principales implicados en el caso de gran eurocorrupción que se saldó con la salida de Santer y los comisarios sospechosos y la llegada de Romano Prodi. De esta forma se evitó una moción de censura por parte del Parlamento Europeo.
Marín, responsable del programa de ayuda humanitaria de la UE, fue acusado de pagos irregulares por proyectos en Bosnia y Ruanda que nunca se materializaron. Parece ser que parte de los fondos destinados a estas zonas desaparecieron, y que muchos de los beneficiados por la generosidad del comisario eran personas sospechosamente cercanas a él. El español negó las acusaciones, aunque las auditorías demostraron que su gestión había sido desastrosa, y que con fraude o sin él, lo mínimo que se podía decir de Marín era que había permitido que todo eso ocurriera.
Si a estos antecedentes unimos la nula relevancia de Marín en la Federación Socialista Madrileña (probablemente no tendrá ni voz ni voto en la lista de candidatos a concejales) y el sectarismo e ineficacia demostrados en su puesto como presidente del Congreso de los Diputados, uno se hace consciente del coste del voto en blanco en las próximas elecciones municipales. Por el momento yo estoy dispuesto a asumirlo, aunque por otra parte no me gustaría ser responsable indirecto de un nuevo Maringate en Madrid.
Cada día se hace más urgente una reforma del sistema electoral que acabe con el contrato de adhesión que representa la lista partidista cerrada y bloqueada. PP sin Gallardón, Ana Botella y la odiosa Alicia Moreno sería una opción satisfactoria para muchos dispuestos a perdonar (al final estamos echando de menos a Álvarez del Manzano). PSOE sin Zerolo, Rosa León y Marín para los que prefieran el voto de castigo. Mientras eso no ocurra, a los madrileños sólo nos queda elegir entre el pecado capital de la soberbia gallardonista y la violación del sexto y octavo mandamientos de la Ley de Dios. ¿Algún ateo dispuesto a sacarme de este dilema?
El actual presidente del Congreso fue diputado entre 1977 y 1982, Secretario de Estado para las Comunidades Europeas hasta 1985, y desde entonces y hasta el escándalo Santer de 1999 Comisario Europeo. Marín fue, junto a la francesa y también socialista Edith Cresson, uno de los principales implicados en el caso de gran eurocorrupción que se saldó con la salida de Santer y los comisarios sospechosos y la llegada de Romano Prodi. De esta forma se evitó una moción de censura por parte del Parlamento Europeo.
Marín, responsable del programa de ayuda humanitaria de la UE, fue acusado de pagos irregulares por proyectos en Bosnia y Ruanda que nunca se materializaron. Parece ser que parte de los fondos destinados a estas zonas desaparecieron, y que muchos de los beneficiados por la generosidad del comisario eran personas sospechosamente cercanas a él. El español negó las acusaciones, aunque las auditorías demostraron que su gestión había sido desastrosa, y que con fraude o sin él, lo mínimo que se podía decir de Marín era que había permitido que todo eso ocurriera.
Si a estos antecedentes unimos la nula relevancia de Marín en la Federación Socialista Madrileña (probablemente no tendrá ni voz ni voto en la lista de candidatos a concejales) y el sectarismo e ineficacia demostrados en su puesto como presidente del Congreso de los Diputados, uno se hace consciente del coste del voto en blanco en las próximas elecciones municipales. Por el momento yo estoy dispuesto a asumirlo, aunque por otra parte no me gustaría ser responsable indirecto de un nuevo Maringate en Madrid.
Cada día se hace más urgente una reforma del sistema electoral que acabe con el contrato de adhesión que representa la lista partidista cerrada y bloqueada. PP sin Gallardón, Ana Botella y la odiosa Alicia Moreno sería una opción satisfactoria para muchos dispuestos a perdonar (al final estamos echando de menos a Álvarez del Manzano). PSOE sin Zerolo, Rosa León y Marín para los que prefieran el voto de castigo. Mientras eso no ocurra, a los madrileños sólo nos queda elegir entre el pecado capital de la soberbia gallardonista y la violación del sexto y octavo mandamientos de la Ley de Dios. ¿Algún ateo dispuesto a sacarme de este dilema?
6 comments:
Sinceramente, prefiero a un alcalde soberbio que a un ladrón. Qué quieres que te diga, Gallardón está digamos en la cuerda floja en materia ideológica y otros temas, pero piensa que sigue siendo o eso o los zapa-socialistas.
En cualquier caso, veremos a ver qué pasa y a quién eligen como candidato al final... Como al final escojan a Zerolo... ;)
Te olvidas de la extrema fidelidad a la secta que hay en el P$o€. Les importa un bledo todo lo que no sea 'ellos' y así vemos que los que dicen defender la unidad de España se callan como putas o que Solbes no es capaz de frenar el mamoneo financiero $ociata.
No existe tal cosa como 'hombres buenos' en el P$o€, todos son engranajes de una terrible maquinaria.
Lo tenéis difícil los madrileños... tendréis que elegir entre lo malo y lo peor. Y por desgracia la abstención o el voto en blanco supondrán la victoria de lo peor. No me gustaría estar en vuestro pellejo.
Sin pancarta, sin chapapote y sin muertos es dificil para un candidato del Psoe ganar unas elecciones.Tienen menos ideas que uno del PP que ya es grave.
¿De que coño va a hablar un candidato socialista a la alcaldia de Madrid?¿Del Libano, del matrimonio gay?
Oye, Cómo estás? Soy Arturo, te dejo la web, www.udeliberal.org.
Un saludo, por cierto no pudimos cantar en el karaoke. Cuidate,
AJ
Martes 26 de septiembre, la COPE confirma la noticia. Si hubieran leído esto antes se habrían ahorrado mucho tiempo y habrían informado del asunto antes de que la encuesta concluyese.
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